Ronda, el sueño andaluz

Ronda es una de las ciudades más antiguas de España. Sus orígenes se remontan al Neolítico, según los descubrimientos arqueológicos realizados en su casco antiguo. Sin embargo, la presencia del hombre por estas tierras es mucho anterior. De ella son buena prueba una serie de yacimientos en cuevas, entre los que destaca la Cueva de la Pileta, por ser uno de los mejores exponentes del arte rupestre del Paleolítico andaluz.

Durante la Prehistoria Reciente se asistiría a una proliferación de asentamientos por todo el territorio que, en lo que atañe a los restos que han llegado hasta nuestros días,quedarán representados por una de sus manifestaciones culturales de mayor relevancia y monumentalidad, como son las necrópolis megalíticas: Dólmen del Chopo, de Encinas Borrachas, entre otros.

Será en esta época, pues, cuando se consoliden igualmente los dos poblados más importantes de la comarca, Acinipo y Ronda, aunque sus períodos respectivos de apogeo no se den sino con posterioridad; el primero en época romana y el segundo en la medieval.
 Pero el papel más significativo, y por el que es mejor conocida, le llegará con el reino nazarí de Granada, ya que su proximidad a los territorios conquistados por los castellanos le supondrá eregirse, tanto a la ciudad como a la comarca, en enclave fronterizo de especial importancia.
El Puente Nuevo constituye, junto con la Plaza de Toros de la Real Maestranza de Caballería de Ronda, el símbolo y el alma de la ciudad.

Hubo dos grandes proyectos para la realización de esta obra. El primero del año 1.735, reinando Felipe V, que consistió en un arco de 35 metros de diámetro, y cuyas obras duraron tan sólo 8 meses, pero que resultó infructuoso pues seis años después se derrumbó, ocasionando la muerte a unas 50 personas aproximadamente.

La Feria de Pedro Romero


Las más importantes fiestas de Ronda tienen su origen -nacen- en el barrio de San Francisco. Hacía más de cien años que se venían celebrando, en las fechas tradicionales del 8, 9 y 10 de septiembre, al cuidado de la Puerta de Almocábar, el Castillo del Laurel y el Convento de San Francisco, y bajo la advocación de la Ermita de Nuestra Señora de Gracia, cuando en fecha del 25 de agosto de 1881, se traslada al barrio del Mercadillo, donde ya se celebraba la Feria de Mayo.


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